[El anciano que seremos], Sergio del Molino

sábado, 31 de enero de 2015
Te desvanecerás como humo (Bertolt Brecht, "Balada del soldado"), Gerda Kazakou


   La demencia preexiste a lo senil. El anciano que seremos está ya impreso en el joven que fuimos. Si llego a abuelo, me pregunto cuál de todas mis manías hará reír a mi nieto, y si mi nieto se asustará como me asusto yo ahora al descubrir esa estupidez que suponía propia de un viejo chocho en una foto de mis veinte años. Nos resignamos a parecer ridículos en nuestro acto final, pero no soportaríamos la certeza de que no es la edad ni las arrugas las que nos hacen ridículos, sino que la ridiculez estaba ya en nosotros, que nos ha acompañado desde siempre. No debería reconocer ni un solo gesto de mi abuelo en el soldado del retrato y, sin embargo, reconozco demasiadas cosas. Deberían ser personas diferentes, pero son la misma. Mi abuelo estaba ya en el cuerpo de aquel joven, asomando en el bulto de la camisa desabrochada y remangada, como el anciano que seré se despereza en el joven que aún soy, burlándose de mí a través de esta postal que mi abuelo no envió. Me duelen los huesos del reuma que aún no tengo. Se me emborronan los ojos de las cataratas que no me ciegan todavía. Tengo hambre de la sal que el médico aún no me ha prohibido.


Sergio del Molino, Lo que a nadie importa, Mondadori, Barcelona, 2014, pp. 69-70.
 

[Aprender...], Jorge Riechmann

jueves, 29 de enero de 2015
Bandada de estorninos, Dan McCarthy


Aprender
de los estorninos
la alegría de volar juntos



Jorge Riechmann, Poemas lisiados, La Oveja Roja, Madrid, 2012.

[Quizá no se pueda comprender...], Primo Levi

martes, 27 de enero de 2015
 La mujer de Lot, Anselm Kiefer


   Quizá no se pueda comprender todo lo que sucedió, o no se deba comprender, porque comprender casi es justificar. Me explico: “comprender” una proposición o un comportamiento humano significa (incluso etimológicamente) contenerlo, contener al autor, ponerse en su lugar, identificarse con él. Pero ningún hombre normal podrá jamás identificarse con Hitler, Himmler, Goebbels, Eichmann e infinitos otros.
   [...] en el odio nazi no hay racionalidad: es un odio que no está en nosotros, está fuera del hombre, es un fruto venenoso nacido del tronco funesto del fascismo, pero está fuera y más allá del propio fascismo. No podemos comprenderlo; pero podemos y debemos comprender dónde nace, y estar en guardia. Si comprender es imposible, conocer es necesario, porque lo sucedido puede volver a suceder, las conciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo: las nuestras también.


Primo Levi, Si esto es un hombre, Muchnik, Barcelona, 1987, p. 208.
 

[Lo que me produjo terror...], Masanori Okuyama

lunes, 26 de enero de 2015

Takuma Nakahira


   Lo que me produjo terror fueron los medios de comunicación, especialmente la televisión. La información sobre lo que ocurrió fue tan limitada. Cuando empezaron a hablar sobre lo ocurrido lo hicieron de una manera sesgada que sólo confundió a la gente. Crearon la ilusión de que los pequeños detalles en los que se fijaban ellos eran el cuadro completo.
   Cuando estaba fuera de la estación de Kodenmacho, es cierto que el lugar tenía un aspecto muy inusual, pero a pocos metros de allí las cosas seguían como siempre. Los coches circulaban sin mayores complicaciones. Ahora pienso en ello y comprendo que fue algo muy inquietante. Un contraste de lo más extraño. Sin embargo, en televisión sólo enseñaron, digamos, la parte «anormal», algo muy distinto a lo que yo vi. Me di cuenta de lo aterradora que puede resultar la televisión.

Masanori Okuyama


Haruki Murakami, Underground: el atentado con gas sarín en el metro de Tokio y la psicología japonesa, Tusquets, Barcelona, 2014.

[All China is fake...], Jorge Riechmann

sábado, 24 de enero de 2015
 Aliento, Xie Lei

All China is fake
le dijo un indígena a mi amiga Beatriz

Todo lo que toca el capitalismo posmoderno
se vuelve simulacro

una clase de engaño mortal para sus víctimas

pero en la lucha
contra ese parque temático que va recubriendo el mundo
igual que el moho recubre el alimento podrido

tocamos la verdad



Jorge Riechmann, Historias del señor W., La Baragaña, Madrid, 2014, p. 40.
   

[El limbo], Roger Wolfe

miércoles, 21 de enero de 2015


   —Esto es como el limbo.
   —El limbo, eh.
   —¿Te acuerdas de lo del limbo?
   —Aquello que nos decían. La definición.
   —Pues no. ¿Qué definición?
   —Aquello, no te acuerdas. El limbo es una sala de espera.
   —¿Para pasar a dónde?
   —A ninguna parte, ésa es la ironía.


Roger Wolfe, El sur es un sitio grande, Zut, Málaga, 2014, pp. 156-157.
  

Redimensión del espacio y el tiempo, Magdalena Carina M. Mas

lunes, 19 de enero de 2015
Takuma Nakahira



   Desde que se aceleró el proceso de globalización del mundo se modificaron las nociones de espacio y tiempo. 
   [...] Se intercambia la experiencia por la apariencia, lo real por lo virtual, el hecho por el simulacro, la historia por el instante, el territorio por el dígito, la palabra por la imagen. Todo se desterritorializa. Las cosas, la gente e ideas, así como las palabras, gestos, sonidos e imágenes, todo se desplaza por el espacio, revelándose fluctuante, volante. Se desarraigan de los lugares, se olvidan de los pretéritos. 
   La sociedad global se transforma en un vasto mercado de cosas, gentes e ideas, así como de realizaciones, posibilidades e ilusiones.
   Las fronteras son abolidas o se vuelven irrelevantes inocuas. Los medios de comunicación, información y transporte, así como los de producción, se agilizan universalmente. Este es el universo de la fragmentación. Se fragmenta el espacio y el tiempo, lo pensado y el pensamiento, la realidad y la virtualidad, el todo y la parte. [...]


Magdalena Carina M. Mas, "Redimensión del espacio y el tiempo", Capitalismo, globalización y espacio público, 2003, pp. 6-7.
  

[Porque no todo se posee], Belén Gopegui

domingo, 18 de enero de 2015
Sophie LéCuyer


   Sé que incluso dentro de la pantalla hay caminos y tierras de nadie, zonas del país de ninguna parte que no pueden retener los servidores propiedad de una empresa. Porque no todo se posee, ni se retiene, las palabras significan, las personas a veces no aceptan. Aunque alguien tenga la plataforma, los caracteres o tu fuerza de trabajo, de repente te niegas, de repente te mueres, de repente las palabras que habías colgado y no eran más que un chiste y dos frases le saltan encima y le arañan la cara. Me separo para tomar aliento, para volver más fuerte aunque haya un riesgo pues, en las palabras, podemos desaparecer.


Belén Gopegui, El comité de la noche, Literatura Random House, Barcelona, 2014, p. 23.
 

El parado con hijos, Gonçalo M. Tavares

viernes, 16 de enero de 2015
El Roto

EL PARADO CON HIJOS

   Le dijeron: «Solo te ofrecemos trabajo si te cortamos la mano».
   Llevaba mucho tiempo en el paro, tenía hijos, aceptó.
   Más tarde, lo despidieron y volvió a buscar trabajo.
   Le dijeron: «Solo te ofrecemos trabajo si te cortamos la mano que te queda».
   Llevaba mucho tiempo en el paro, tenía hijos, aceptó.
   Más tarde, lo despidieron y volvió a buscar trabajo.
   Le dijeron: «Solo te ofrecemos trabajo si te cortamos la cabeza».
   Llevaba mucho tiempo en el paro, tenía hijos, aceptó.


Gonçalo M. Tavares, El señor Valéry, Mondadori, Barcelona, 2006, p. 12.

[Gafas mal graduadas], Ricardo Menéndez Salmón

miércoles, 14 de enero de 2015
Copos negros, Anselm Kiefer


   Lo que comprendí de forma diáfana, como si hasta entonces mis ojos hubieran vivido ocultos tras unas gafas mal graduadas es que, si se observa con atención, el mundo es un lugar tan extraño que hemos de corregir nuestra mirada de modo constante para que el terror no nos invada en la mesa del desayuno, en las reuniones de trabajo o mientras practicamos el sexo una vez por semana.


Ricardo Menéndez Salmón, “La vida en llamas”, Gritar, Lengua de Trapo, Madrid, 2007, p. 15.
 

Reciprocidad, Wisława Szymborska

lunes, 12 de enero de 2015
Caballo blanco, bandera rosa, Daniel Richter

RECIPROCIDAD

Hay catálogos de catálogos.
Hay poemas sobre poemas.
Hay obras de teatro sobre actores representadas por actores.
Cartas motivadas por cartas.
Palabras que sirven para explicar palabras.
Cerebros ocupados en estudiar el cerebro.
Hay tristezas contagiosas al igual que la risa.
Hay papeles que provienen de legajos de papeles.
Miradas vistas.
Casos declinados por caso.
Grandes ríos con gran participación de otros pequeños.
Bosques hasta sus bordes desbordados de bosque.
Máquinas destinadas a construir máquinas.
Sueños que de repente nos arrancan del sueño.
Salud necesaria para recuperar la salud.
Escaleras tan hacia abajo como hacia arriba.
Gafas para buscar gafas.
Inspiración y espiración de la respiración.
Y ojalá de vez en cuando
odio al odio.
Porque a fin de cuentas
lo que hay es ignorancia de la ignorancia
y manos ocupadas en lavarse las manos.



Wisława Szymborska, Hasta aquí, Bartleby, Madrid, 2014, p. 39.
   

[A diferencia de los erizos], Belén Gopegui

jueves, 8 de enero de 2015
 Leandro, Anselm Kiefer


   Cuentan, es sabido, que en los días gélidos los erizos sienten la necesidad de juntarse para darse calor y no morir. Cuando se aproximan mucho, las púas de los otros erizos les causan dolor. Sin embargo, alejarse comporta un frío insoportable.
   A diferencia de los erizos, nos acercamos no sólo a otros erizos sino a la causa de estos días helados. El peligro y la moderación nos mantienen a una distancia adecuada para subsistir. Pero, a veces, nos seguimos acercando.


Belén Gopegui, El comité de la noche, Literatura Random House, Barcelona, 2014, p.11.
  
  

[Dejamos que se fueran cayendo...], Jorge Riechmann

lunes, 5 de enero de 2015

Dejamos que se fueran cayendo
las casas de los padres
abandonamos los huertos

Ruinas de adobe aragonés
en los campos vacíos
ruinas de piedra castellana
en el páramo limpio
ruinas de sal y sueño. Perdimos
la dignidad de los pobres
sin ganar el aplomo de los ricos

Pensando que ascendíamos
nos dejamos caer
más abajo reabajo requeteabajo

Asfaltamos hasta las grietas del alma
pensando que llegábamos a alguna parte

Nos creíamos modernos desarrollados libres:
no éramos nada más que nuevos ricos
envilecidos un poco más cada día

La libertad sigue siendo proyecto
y echamos
tanto de menos la fuerza de soñar


Jorge Riechmann, Historias del señor W., La Baragaña, Madrid, 2014, p. 35.
 

[Caminamos sobre pupilas muertas...], Gerardo Grande

domingo, 4 de enero de 2015
Evocación, Odilon Redon

Para Yaxkin Melchy
Caminamos sobre pupilas muertas
Caminamos en la misma noche que es la misma noche
desde hace varios años en la ciudad de méxico
y la boca se nos llena de peces voladores
y animales invisibles pero gigantes
Nos perdemos en el cuerpo putrefacto de la ciudad
Nuestros peces se estrellarán contra edificios androides
     que un día despertarán
miraremos sus ojos/ventanas de luciérnagas
de hombres luciérnagas de mesas luciérnagas
de papeles luciérnagas de oficinistas luciérnagas
Nosotros seguimos caminando
somos el suspiro de un fantasma de seis metros que mete
su lengua por nuestros oídos     que nos mete el dedo por
la nariz para rasparnos el cerebro y nos lame y peina a su
gusto     un fantasma viejo que recorre los nuevos años por
la ciudad de méxico     que nos hace volver a nuestras casas
a pie y por el camino más largo   de sentir el próximo poe-
ma     de creer que la vida es una hoja seca olvidada por el
otoño     y tener unas ganas incontrolables de pisarla hasta
terminar con la suela de nuestra bota
Un asteroide perdido en mis pupilas
en más de cien millones de pupilas
un fantasma que poco a poco nos raspa el cerebro
edificios androides que un día despertarán
zombies caminando por las mismas noches
     desde hace muchas noches
pero ahora peces vuelan de nuestros labios
estampidas de animales invisibles y gigantes
     sobre asteroides enloquecidos
de nuestra boca nacen constelaciones que son laberintos
     donde se pierde el tiempo
de nuestra boca nacen poetas salvajes
como bombas de otros ritmos que explotarán sobre tus
     pasos
Los poetas salvajes     miles de relámpagos que cayeron a la
tierra y su reflejo aún lo sueñan aves desconocidas
Los poetas salvajes     disparamos un revolver futurista que
se mira al espejo y se multiplica al infinito
Los poetas salvajes     alaridos del dirigible que se robará al
mundo la madrugada que los edificios tiemblen y se des-
prendan del suelo para sacudirse el polvo de los hombres
Porque ya es inevitable mirarse las manos y no encontrar
las rutas del fantasma que camina en nuestro cuerpo
Porque tenemos un asteroide desesperado en las pupilas
                    y un acróbata en ellas vigila el universo


Gerardo Grande, La edad atómica, La Bella Varsovia, Córdoba, 2014, pp. 19-20.
  

[La melodía correcta], Sergio del Molino

sábado, 3 de enero de 2015
Chema Madoz

   Nunca escogemos una música a la altura de nuestra condición. Por eso nos quedamos en casa, cada vez más sordos, cada vez más diabéticos, cada vez más barro. Los que encuentran la melodía correcta se marchan silbándola.


Sergio del Molino, Lo que a nadie le importa, Literatura Random House, Barcelona, 2014, p. 204.